Y tú,
y tu ausencia,
y
esta soledad lacia
en
clave de domingo,
en
silencio de lunes.
Tú,
tu estar y no estar,
tus
promesas mudas,
y los
oídos sordos
de
los rostros del mundo,
preguntándome cómo
y dónde hallar tus pasos.
Y yo, sin contestar,
con los labios sellados
y, ¿Qué? ¿Qué contestar?
¿Cómo explicarlo?
Allí,
la nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario